El 21 de Enero de 2010, se celebró una de las habituales Tertulias de la Asamblea Social de Rivas en el Centro Cultural Federico García Lorca, de Rivas Vaciamadrid.
Foto: Ángel Poveda
La tertulia estaba dedicada a tratar el tema: 'Balance crítico de la TRANSICIÓN. ¿Acabamos con el franquismo?'. Las ponencias estuvieron a cargo Luis Vega, activista de la Asamblea Social de Rivas y ex dirigente del Movimiento Comunista y Miguel Romero, editor de la revista Viento Sur y ex dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria. La presentación por la Asamblea Social de Rivas la hizo Javier Navascués que destacó que 35 años después de la muerte del dictador es necesario hacer una revisión histórica de la transición pues es mucho el barniz dado para convertir en intocable la monarquía constitucional resultante, y que la transición lejos de ser “modélica” supuso mucho dolor y lucha y frustró las aspiraciones mayoritarias de las militantes de izquierda que aspirábamos a una ruptura y no a una reforma tutelada. También anunció que la tertulia de febrero, dedicada a los movimientos sociales ante la presidencia española de la UE, se suspendía para dar protagonismo al acto de convocatoria del Foro Social de Rivas del 5 de marzo.
Luis Vega expuso que la Transición fue mucho más larga que los años que van de la muerte de Franco a la Constitución y situó el comienzo en el año 70 con el proceso de Burgos y las importantes movilizaciones que obligaron a la dictadura retroceder en las 9 condenas a muerte dictadas a militantes de ETA y acaba en febrero del 81 con el intento de golpe de estado y la paralización de las reformas. En su opinión los verdaderos protagonistas de la transición fueron los partidos de izquierdas, y los movimientos obrero, estudiantil y vecinal, muy por encima de los personajes que intentan vendernos como protagonistas. Destacó, por lo olvidado, la importancia del movimiento vecinal, en el que participó el mismo intensamente en Orcasitas, y sus características unitarias, de trabajo por consenso superador de las diferencias políticas y sus aspiraciones concretas y utópicas a la vez, que además considera gérmenes de los movimientos ecologista, feminista y de los actuales procesos de convergencia de movimientos como el previsto Foro Social de Rivas. Por último concluyó, respondiendo a la pregunta del título de la tertulia, que sin duda, con mucha lucha y dolor y a costa de mas de 200 muertos, acabamos con la dictadura fascista que era el régimen anterior, aun cuando queden restos del pasado como el no castigo a los crímenes de la dictadura, sus símbolos, el Concordato con la Iglesia católica y otros.
Miguel Romero, planteó que está muy extendida, incluso entre la izquierda, la idea de que no fue posible la ruptura con el franquismo y de que el proceso de reforma era la única salida, pero consideró que no serán posibles cambios sustanciales en el futuro sin romper este corsé de la reciente memoria histórica. Manifestó que entre diciembre del 70 (proceso de Burgos) y marzo del 76 (sucesos de Vitoria -cinco obreros muerto y cientos de heridos) hubo un proceso de aislamiento internacional de la dictadura, debilitamiento del régimen y fortalecimiento del movimiento obrero, que hizo posible la ruptura. En este marco, la demolición de la dictadura portuguesa por la revolución de 25 de abril del 74, animó a la izquierda radical española a proyectar un proceso similar de “limpieza” de la dictadura franquista, donde el papel determinante aquí correspondería al movimiento obrero (MO). Sin embargo la fuerza hegemónica del MO correspondía al PCE que desde el año 56 trabajaba con la orientación política del “pacto”, que se concretó en los diversos órganos de coordinación hasta llegar al último, la “Platajunta” en marzo del 76 (donde estaba casi toda la izquierda), que negoció con Suárez la reforma política, y sepultó la ruptura. Por otra parte la izquierda revolucionaria estaba profundamente dividida y fue incapaz, no tanto de buscar la imposible unidad ideológica, sino tampoco un acuerdo de unidad de acción. La LCR, que se planteaba en primer lugar lo necesario para acabar con el franquismo y después conseguir fuerzas para hacerlo posible (y no al revés), no se integró en ninguno de los órganos del tipo “Platajunta”, se orientó por un desmantelamiento radical del aparato represivo franquista y una amnistía inmediata como condición para acabar realmente con el franquismo. Miguel afirmó que hasta marzo del 76 hubo fuerzas para hacerlo posible, en ese 1º trimestre del 76 se batieron todos los record de huelgas (18.000 y 150 millones de horas), el movimiento vecinal incorporó a la lucha a muchas otras capas sociales, la autodeterminación de las nacionalidades históricas era una reivindicación masiva central, incluido el PSOE. Había fuerzas para la ruptura, pero no decisión política y entre julio del 76 y julio del 77, la iniciativa política pasa de las organizaciones antifranquistas a los reformadores del franquismo. Concluyó su intervención volviendo del revés una frase de Nicolás Sartorius que resumidamente diría “no pactamos (con los reformadores franquistas) por que fuéramos débiles, sino que nos hicimos débiles porque pactamos”.
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